El Sindicato Andaluz de Trabajadores denuncia, en este 25N, que la violencia contra las mujeres es inseparable de las condiciones de explotación que sufrimos como clase trabajadora. Las mujeres obreras siguen siendo las más golpeadas por la precariedad, los salarios más bajos, la carga de cuidados y las múltiples formas de violencia machista, también en los centros de trabajo.
Frente a la pasividad institucional y a un sistema que perpetúa desigualdades, afirmamos que sólo la organización obrera puede construir una respuesta real. Llamamos a todas las trabajadoras andaluzas a unirse al SAT para defender juntas nuestros derechos, apoyarnos mutuamente y levantar una lucha feminista de base, combativa y transformadora.
La realidad de la salud laboral de las mujeres sigue siendo una de las grandes olvidadas en Andalucía. Las condiciones de trabajo precarias, la falta de medidas preventivas con perspectiva de género y la ausencia de reconocimiento de enfermedades profesionales específicas hacen que muchas trabajadoras se enfrenten solas a problemas de salud provocados por su empleo.
Es imprescindible reforzar y garantizar el acceso a los cribados y programas de vigilancia de la salud, especialmente en aquellos sectores feminizados con mayor incidencia de patologías vinculadas al puesto de trabajo. Defender la salud de las mujeres implica exigir entornos laborales seguros, protocolos eficaces y una administración que no mire hacia otro lado.
La negligencia sistemática en los cribados y en la vigilancia de la salud laboral constituye también una forma de violencia contra las mujeres de la clase trabajadora. No es un accidente ni un descuido: es el resultado de una política consciente, sostenida por todos los gobiernos socialdemócratas que han gestionado Andalucía, que han subordinado la salud de las mujeres al mantenimiento de la rentabilidad capitalista.
Al desmontar los mecanismos de prevención, externalizar servicios y reducir recursos, estos gobiernos han reproducido la misma violencia estructural que recorre el sistema: una violencia que nos enferma, nos precariza y nos expone a riesgos evitables, mientras la patronal se beneficia de nuestra vulnerabilidad.
La desprotección sanitaria es, así, una manifestación más del orden burgués que nos quiere explotadas, agotadas y silenciadas. Frente a ello, afirmamos que sólo la organización consciente y combativa de las mujeres trabajadoras puede romper este ciclo de violencia institucional.
A esta situación se suma la doble precariedad que sufren las mujeres migrantes, especialmente visible y acuciante en provincias como Huelva y Almería. En los campos y almacenes agrícolas, miles de trabajadoras migrantes soportan jornadas abusivas, salarios indignos, condiciones de vivienda intolerables y, a menudo, situaciones de aislamiento, discriminación y violencia.
Su realidad evidencia cómo la explotación económica, el machismo y el racismo se combinan para crear un sistema que se sostiene sobre su vulnerabilidad. Por ello, incorporamos en nuestra lucha feminista la denuncia firme de estas situaciones y la exigencia de derechos laborales, protección social y dignidad para todas las compañeras migrantes.
Nos comprometemos a combatir cualquier forma de discriminación o violencia en el ámbito laboral, a fortalecer redes de apoyo entre compañeras y a impulsar espacios de formación y participación que sitúen a las mujeres trabajadoras en el centro de la lucha sindical.
¡Este 25 de noviembre, no nos resignamos! Ni una menos. Ni explotación, ni violencia.Organización obrera y feminista para construir una Andalucía libre de machismo y desigualdad.
Este 25 de noviembre, no nos resignamos!
Ni una menos. Ni explotación, ni violencia.
Organización obrera y feminista para construir una Andalucía libre de machismo y desigualdad.

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