37. Finanzas. La economía del SAT, es decir, las fuentes de ingresos y las partidas de gastos, suele ser un tema al que se le presta poca atención tanto a nivel nacional como a escala provincial y local. Parece que fuera una cuestión secundaria cuando es un tema central para el funcionamiento de cualquier organización. No podemos plantear una acción sindical y socio-política sino contamos con una buena base de financiación. Por lo tanto, todas las personas afiliadas debemos tomar conciencia de que nuestro sindicato no puede existir si no cuenta con ingresos suficientes para sostener siquiera una mínima estructura organizativa y, sobre todo, para avanzar más, para desarrollar nuevas y más amplias luchas. Las fuentes de financiación son: la cuota de la persona afiliada, la aportación solidaria de personas afiliadas del resto del Estado español, las colaboraciones de entidades amigas y las campañas extraordinarias. En el SAT siempre hemos apostado por disponer de una estructura de base sólida y así hemos priorizado que las Uniones Locales retengan la parte mayoritaria de la cuota. Es muy importante que esto siga así, para resistir mejor la represión y afianzar la realidad territorial. No obstante, esta apuesta no significa, en absoluto, desnudar la estructura nacional que, a día de hoy, hace auténticos equilibrios para poder atender los gastos mínimos necesarios para su mantenimiento. Así las cosas, es fundamental aumentar 50 céntimos la participación del Nacional en el reparto de la cuota, durante los dos primeros años. Posteriormente, la Asamblea Nacional podrá revisar esta participación. Además, crearemos una secretaría de proyectos que, a través de nuestras alianzas internacionales y campañas propias como Crowfunding, desarrolle búsquedas de financiación para campañas y trabajo sindical. También, el nuevo Comité Nacional y la Permanente analizarán la realidad actual de las Uniones Locales y Territoriales con el objetivo de establecer una financiación justa y acorde a las necesidades de las mismas y de la organización a nivel nacional. Seguiremos avanzando en la centralización de cuotas. Las uniones locales que no centralicen no podrán utilizar el CIF del sindicato ni abrir cuentas bancarias ni utilizar las siglas. Todos los afiliados y afiliadas al corriente en el pago de los cuotas tienen los mismos derechos, tengan la cuota centralizada o no, pero a los efectos de representación en los órganos territoriales de ámbito nacional (Unión Territorial, Asamblea Nacional o Congreso) sólo se tendrá en cuenta la afiliación con domicialización bancaria. Es necesario elaborar un plan de financiación para todo el sindicato, donde incorporemos nuevas vías para fortalecer las finanzas, como puede ser la subvención por representación sindical o la creación de una distribuidora de material. Ese plan debe incorporar las necesidades básicas que tenemos y las vías para garantizar los ingresos. Indudablemente, la más certera es el crecimiento en la afiliación.
38. Comunicación. La comunicación configura la proyección pública del sindicato y resulta clave para determinar el éxito o fracaso de todas y cada una de sus iniciativas. Por ello, es vital desarrollar y definir políticas de comunicación eficaces y bien orientadas, que contribuyan a un mejor conocimiento y valoración del SAT por parte de la clase trabajadora andaluza. A tal fin se pondrá en marcha un plan de comunicación que aborde las tareas centrales y garantice el fortalecimiento de nuestra imagen, refuerce nuestras señas de identidad, cree figuras de referencia y consiga una mayor implicación de la militancia. Todo ello combinando la función tradicional de interlocución con la prensa con el abordaje de los nuevos modelos de comunicación digitales. Vamos a desarrollar talleres de redes, de audiovisual y de prensa con objeto de dotar a las personas encargadas de la comunicación y redes en los diferentes ámbitos territoriales de herramientas para poder optimizar su trabajo. Y así fortalecer la red de comunicación que ya existe en el sindicato.
39. Formación. Un proyecto revolucionario y anticapitalista como el SAT necesita claridad en el análisis y debate desde la práctica y la acción directa, sacando las necesarias lecciones de las luchas de ahora y de antes. Y aquí la formación políticosindical cumple un papel esencial. Debemos ser cuna de la transgresión ideológica, de generar la contradicción frente al pensamiento único y el orden establecido. Tenemos que ser capaces de generar una nueva subjetividad y emocionalidad que haga frente a la resignación establecida. Además, en épocas reaccionarias como la que estamos viviendo es más necesario que nunca no caer en vergonzosas claudicaciones y defender los principios. Nuestra afiliación, por tanto, no sólo debe tener acceso a una formación que facilite la acción sindical en las empresas, en las uniones locales y territoriales, si no también como activistas sociales en los barrios, en los pueblos y en los diferentes movimientos sociales.
40. Extensión. El SAT debe seguir creciendo en el ámbito urbano y aspirar a convertirse en una central sindical interramas de ámbito andaluz que tiene presencia y línea sindical no sólo en el medio rural sino también en amplios sectores de la clase trabajadora andaluza que se agrupa en los servicios públicos (sanidad, educación, etc) y sectores productivos (industria). La implantación territorial y sectorial debe ser una prioridad para que el SAT tenga un importante peso sindical en Andalucía.
41. La ausencia de planificaciones verificables y de rendiciones de cuentas a todos los niveles impide contrastar la realidad con el pensamiento, lo cual refuerza la disonancia entre objetivos y realidad. La práctica sindical abstracta orienta a la organización a la agitación por la agitación, a llamar disciplina a poner cientos de carteles sin que eso se oriente a objetivos concretos o al manejo aparentemente perfecto de las categorías de la teoría pero sin capacidad alguna para su aplicación práctica. De esta manera, la militancia se convierte en un ritual autorreferencial que tiene validez por sí mismo, en tanto exista y reconforte a sus propios ejecutores, independientemente de su incapacidad de transformación revolucionaria de la realidad.
42. Burocratismo y voluntarismo. La práctica sindical abstracta y la frustración que conlleva, reproducen dos tipos de comportamientos militantes característicos de esta cultura sindical: el burocratismo y el voluntarismo. El voluntarismo se caracteriza por la hiperconcentración de muchas tareas en pocas manos sin plan y por el exceso de celo por los resultados menospreciando el proceso. Esta dinámica obstruye la posibilidad de aprendizaje y formación, en tanto que provoca una mala organización y reparto de las tareas: en lugar de organizar la actividad militante con base en las posibilidades, circunstancias y capacidades de cada militante, se tiende a excluir a quienes no pueden asumir determinado ritmo de trabajo o que aún no desarrollan las tareas con la suficiente destreza. Burocratismo y voluntarismo provocan un entendimiento individualista de los problemas organizativos.
43. Aprendizaje y responsabilidad. El aprendizaje como principio sólo puede entenderse en forma de proceso. Ser consecuente con la noción de aprendizaje es, por tanto, también equivalente al ejercicio de la paciencia revolucionaria como principio organizativo. La paciencia revolucionaria hace referencia a la idea de planificación consciente del propio desarrollo organizativo: al abordaje colectivo de los problemas a su debido tiempo, a situarnos colectivamente —esto es, a través de la estructura centralista democrática y sus correspondientes instancias y momentos— qué cuestiones estamos preparados para atajar y resolver inmediatamente y cuáles no.
El aprendizaje sólo es posible si nos hacemos cargo de nuestra acción: esto es, si somos responsables de la aplicación y concreción de las directrices y de cómo lo hacemos. Para ello, es necesario ser responsable para con la política de la organización e implica, fundamentalmente, una concepción democrática y colectiva de la acción. Democrática en el sentido proletario del término: esto es, en el sentido de los acuerdos colectivos y de la subordinación de la minoría a la mayoría.
El control o seguimiento de una tarea por parte de los militantes más experimentados. La planificación es también la principal herramienta para afrontar la frustración y los problemas de salud mental generalizados por la pauta de vida del capitalismo contemporáneo. Estableciendo objetivos claros y realistas, con base en la coyuntura e insertos en una estrategia general podemos evaluar su pertinencia de forma sosegada y consciente. Que esta planificación y análisis de fuerzas sea la guía a través de la cual observar los resultados permite superar el punto de vista espontáneo del movimiento de masas que, en general, conduce a un exceso de emoción y optimismo en los momentos alcistas y a un pesimismo exacerbado en los momentos de reflujo. A su vez, la planificación del trabajo con base en las condiciones concretas de cada compañero/a, el análisis real de nuestras propias fuerzas, permite que la militancia aporte al proyecto sindical con base en sus propias circunstancias y capacidades.
44. Disciplina consciente. Si conseguimos poner el foco en el aprendizaje, somos responsables de la política de la organización desde el centro a la base, creamos espacios de compañerismo y estimulamos el pensamiento y trabajo concreto estaremos ejerciendo colectivamente la disciplina consciente en el seno de la organización. Disciplina porque actuamos conforme a un plan, confiamos en la subordinación de la minoría a la mayoría, en la subordinación de los órganos locales y regionales a los centrales y nos hacemos responsables de nuestras acciones e inacciones. Consciente porque nos tratamos de explicar el por qué de lo que hacemos, estamos dispuestos a aprender aquello que no sabemos, a reflexionar de nuestros errores, a vincular la política central con nuestra realidad y extraer de nuestra práctica los elementos de crítica y autocrítica correspondientes.
45. Establecer un plan de trabajo anual, tanto a nivel general como territorial, implica diseñar una hoja de ruta estratégica que permita organizar y priorizar las acciones a llevar a cabo durante el año y que sirva de marco para todas las uniones locales. A nivel general, este plan debe definir los objetivos globales, los recursos necesarios y los indicadores de seguimiento que permitan medir el avance y el cumplimiento de las metas propuestas. Es fundamental que este plan sea flexible y adaptable, capaz de responder a cambios o imprevistos que puedan surgir a lo largo del año.
Por otro lado, a nivel territorial, el plan debe considerar las particularidades y necesidades específicas de cada región o área geográfica. Esto implica realizar un diagnóstico previo que identifique las fortalezas, debilidades, oportunidades de cada territorio, para así diseñar acciones más focalizadas y efectivas. La coordinación entre el nivel general y el territorial es clave para asegurar la coherencia y alineación de los esfuerzos, garantizando que las estrategias globales se implementen de manera adecuada en cada contexto local.
46. Planes de trabajo vinculados al territorio. Los planes de trabajo territoriales que tienen en cuenta la idiosincrasia y la realidad del territorio son esenciales para garantizar que las estrategias y acciones implementadas sean efectivas. Por ejemplo, en zonas rurales, donde el sindicato tuvo su origen y su mayor desarrollo, las dinámicas comunitarias y los usos tradicionales de la tierra pueden ser muy diferentes a los de áreas urbanas, lo que requiere enfoques adaptados y sensibles a estas particularidades.
Además, considerar la realidad del territorio significa analizar sus necesidades concretas, sus recursos disponibles y los desafíos que enfrenta. Esto puede incluir desde infraestructuras deficitarias hasta oportunidades de desarrollo económico local. Un plan bien diseñado debe ser participativo, involucrando a los militantes locales en su elaboración y ejecución, para asegurar que las soluciones propuestas sean viables y aceptadas por la comunidad. De esta manera, se fomenta un sentido de pertenencia y corresponsabilidad, lo que aumenta las probabilidades de éxito y sostenibilidad a largo plazo.
47. Plan de extensión. Urge potenciar aquellas áreas y/o territorios donde se plantó la semilla del sindicato pero no llegó a desarrollarse una estructura estable debido a las carencias de recursos tanto materiales como humanos.
Importancia del censo militante y del censo de delegados y secciones sindicales. Con la finalidad de construir una estructura sólida y duradera es imperativo tener una relación exhaustiva de toda la militancia, con datos actualizados, así como un mapa de las secciones sindicales existentes en cada territorio con sus respectivos delegados. Esto nos ayudará a reforzar aquellas áreas más débiles con el objetivo de aumentar la presencia en todos los sectores y la ambición de ganar peso ante negociaciones colectivas, etc.